Número dos
Cuando despertó, Mack aún
dormía. Faltaba media hora para que empezaran las clases.
Suspiró y se puso su
uniforme, una falda de cuadros, medias azul marino, una camisa polo blanca y un
suéter azul marino.
Pero eso no era lo peor.
Tenía que usar una horrible
corbata color azul.
¿En dónde estamos? ¿En Hogwarts? Pensó ella indignada.
Cuando acabo de vestirse se
hizo un chongo.
Mack despertó cinco minutos
antes de que empezaran las clases.
-
No te dará
tiempo- susurró Jane
-
Me dormí con el
uniforme- anunció Mack.
Salió de la cama con
uniforme y se hizo una coleta, Jane giró los ojos.
Llegaron a su primer a
clase, la de biología, sin ningún retraso.
El profesor era alto, fuerte
y con ojos azules, Mack mencionó que era guapo.
Jane no le prestó atención,
no le gustaba involucrarse con chicos. Pero no pudo evitar notar que si era
guapo. Y que la miraba fijamente.
Se sentó en la última banca.
Cameron entró y le guiñó un ojo.
Mierda pensó
Jane. El chico se sentó delante de ella.
-
Te ves genial
hoy- le dijo él.
Antes de que pudiera
contestar, el profesor comenzó, se presentó como August Lancaster y comenzó a
explicar en qué consistía su clase.
Pero Jane no prestaba
atención, la mayoría de los chicos murmuraban cosas sobre ella.
Está buenísima agregó
uno
Yo si le doy susurró
otro
Más comentarios por el
estilo, Jane estaba intentado controlarse.
Por supuesto que ellos
susurraban, y si Jane hubiera sido normal, no los habría oído. Pero no era
normal. Otra parte de su secreto.
Si se enojaba o exaltaba,
las cosas no se ponían bien.
Aún no comprendía que
sentimiento había provocado el apagón de ayer, no fue enojo. No sabía
exactamente qué había sucedido, sólo que sucedió cuando Cameron le tomó la
mano.
Se ruborizaba al pensar en
ello.
Entonces, un comentario
desató su furia.
Le daré algunos dólares para qué pase a mi dormitorio dijo un chico pelirrojo.
Apretó los puños para
intentar controlar el enojo.
Pero fue inútil.
Las ventanas se partieron en
pedazos que volaron por toda el aula.
Las chicas gritaron, y los
chicos soltaron aullidos de terror.
A pesar del caos, el
profesor miró a Jane, como sabiendo que era su culpa, la miró con tal rencor en
sus ojos que la chica tuvo que evadir su mirada y mirar hacia otro lado.
¿Cómo era posible que el
supiera? Seguramente eran imaginaciones de ella.
La clase se suspendió y la
directora les pidió que guardaran la calma.
Mack y Jane salieron a los
jardines.
-
¡Eso fue tan
emocionante! ¡Es el primer día de clases y las ventanas explotan! ¡Fabuloso!-
balbuceaba Mack.
-
Alguien pudo
salir herido- susurró Jane
-
Pero no pasó, es
fabuloso, es genial perder biología, aunque es una pena ya no ver al bombón del
profesor.
-
No sé, siento
que algo malo pudo haber pasado.
-
¡No seas una
cara larga! ¡Tenemos una hora libre para hacer lo que queramos!
-
Tal vez
podríamos ir a comer algo- susurró Jane
-
¡Así me gusta!
Ven, vamos a la cafetería
Llegaron a la cafetería.
Entonces, un chico rapado y
un pelirrojo a Mack.
-
Hola, Hiper-Mack-
se burlaron
-
Cállense-
susurró ella con la mirada baja.
Los chicos se fueron riendo.
-
¿Cómo te
dijeron?- susurró ella
-
Hiper-Mack, me
llamaban así a los trece.
-
¿Por qué?-
preguntó Jane sorprendida
-
Solía ser
hiperactiva, bueno, aún lo soy… pero ya lo controlo mejor, no tenía amigos y
todos se burlaban de mí. Hasta que llegó Dylan, y luego Sky, y nos volvimos
amigos. Luego unimos a más personas.
-
Oh- fue lo único
que ella pudo decir.
Genial, dos días y ya sabía
secretos… ¿eran secretos? De dos de sus… ¿eran amigos?
Primero, Cameron admitió
como si nada su anterior adicción a las drogas, y Mack le contaba eso… ¿Acaso
irradiaba confianza?
Mack saludó a alguien.
Volteó. En otra mesa platicaban cómodamente Megan y Cooper.
-
¿No deberíamos…
invitarlos aquí?- susurró Jane
-
Oh no- dijo
Mack- Megan y Cooper siempre están en su rollo, al menos cuando están juntos.
Por separados son agradables, pero juntos ignoran a todos los demás.
-
¿Son algo?
-
No- dijo Mack-
sólo muy buenos amigos… supongo.
-
Entiendo-
asintió Jane
Pronto las clases siguieron,
y la controversia por las ventanas aumentó. Hubo muchos rumores. Pero ninguno
acertó con la verdadera culpable. Jane White.
Dylan Brown, el estudiante
con mejor desempeño y más altas calificaciones caminaba por los pasillos con su
portafolio.
Entonces, la directora,
Stacey Miller apareció frente a él.
-
Sr. Brown-
murmuró- Necesito hablar con usted.
-
Claro
-
En privado- dijo
la reservada directora.
Se metieron a un salón.
-
¿No te parece un
poco extraña la chica nueva? ¿Jane White?- susurró la directora
-
¿Jane? Es
totalmente normal
-
No lo es.
Entonces, en los ojos de
Dylan se vio un destello verde.
-
Es rara- dijo él
como por arte de magia.
-
Y quiero que la
vigiles- dijo con firmeza Mrs. Miller.
-
Y voy a
vigilarla.
Al final de las clases, Jane
comenzó a buscar a su padre. Aún no había tenido clase con él y no lo veía
desde hacía un largo rato.
Después de un largo rato lo
vio, charlaron un momento, su padre parecía muy contento con su nuevo empleo.
Sonrió y lo abrazó.
De regreso a su habitación,
algo salió disparado hacia ella.
Una botella de vidrio.
Por suerte, no la golpeó,
dio un golpe en la pared y se reventó.
Había una nota dentro.
Estaba escrita con color
rojo.
Yo sé tú patético secretito.
La respiración de Jane se
cortó.
Guardó el papel rápidamente
en su bolsillo.
-
¡Wow! ¿Estás
bien?- gritó alguien, Jane reconoció la voz de Cameron.
-
Si, supongo que
fue algún chico borracho.
-
Sí, eso parece.
-
Bueno, tengo que
irme.
-
¡Espera!-
susurró Cameron
La tomó de la mano.
-
¿Me acompañas?
-
¿A dónde?-
susurró Jane impaciente
-
A mi lugar
secreto.
Jane no supo definir si fue
curiosidad o miedo, pero terminó diciendo que sí.
Que sí iría a su lugar
secreto.
CONTINUARÁ…